martes, 4 de septiembre de 2012

VIA SALUTI: 3


Seguimos con la historia, el profesor había encontrado una inscripción que le había dirigido hacia una iglesia. Allí estaba acompañado de un misterioso sacerdote, que le había dejado a solas, ante una enigmática pila bautismal, buscando la "salvación". Proseguimos, pues:

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Debajo de esa pila debería encontrarse una de las entradas hacia esos pasadizos. ¿Qué tendría que utilizar para mover ea pesada roca? La luz llegó y la respuesta con ella. Una especie de botón, un tallado con relieve, se encontraba al pie de la pila con el dibujo de una flecha, aparentemente con forma de cruz, en dirección descendente.
Don Raimundo se apresuró a presionar el mecanismo, antes de que el cura regresase, era un camino que debería hacer sólo. Como por arte de magia, la pila bautismal se echó hacia un lado dejando ver una abertura en el suelo. Sus predicciones se cumplían.
El profesor comenzó a entrar en el agujero mientras la pila se cerraba a su paso. Sacó el teléfono móvil de su bolsillo y activó el flash a modo de linterna. Se encontraba en un estrecho pasadizo lo suficientemente alto para poder caminar sin necesidad de agacharse. Anduvo deprisa, la distancia parecía interminable. Un chasquido sonó. Bajo sus pies varios esqueletos crujían. Quizás de niños no deseados, fruto de escarceos entre monjas y curas que utilizaban estas estancias para fines nada aceptables por la opinión pública si hubiesen salido a la luz.
En este tramo el profesor se vio en una encrucijada, el pasadizo se bifurcaba en dos caminos. El profesor observó la estancia y divisó un pequeño letrero que rezaba: Izquierda MDZBL; Derecha: CNVNT.
Por tanto, el camino de la derecha daba al convento y el de la izquierda a alguna estancia relacionada con Mendizábal. Tomó este último desvío, camino a la propiedad del famoso político. Su cabeza recogía posibles objetos y respuestas que encerrarían los muros, que dentro de poco cruzaría.
La estancia que se le presentaba ante sus ojos no parecía un lugar propio de un sitio subterráneo de siglos de antigüedad. La habitación contaba con un sistema de alumbrado eléctrico y unas amplias vitrinas que contenían cinco objetos de un valor incalculable.
Estos objetos parecían irradiar una luz propia. Un cáliz, de un tamaño considerable, fue el objeto que más le llamó la atención; también había un sagrario de oro macizo... Una voz le sacó del ensimismamiento fruto del hallazgo de dichas reliquias.
-¿Qué le parecen ñas joyas del Santísimo Padre? Hace años que volvieron a nuestro poder, a nuestras pertenencias-dijo airadamente el cura.
El párroco sin dar opción a réplica asestó un disparo al asustado profesor.La bala, se alojó en su abdomen, quemaba como si un punzón al rojo vivo hubiese tocado su barriga.
-Mi papel ya ha acabado, es hora de reunirse con el Ser Supremo. Camino de la salvación eterna- concluyó el sacerdote.
Don Basilio acabó con su vida de un disparo en su boca. La sangre manaba con fuerza y sus ojos se sorprendieron al ver moverse a su presa.
El profesor, sedado por el propio dolor, buscaba una solución para escapar de ese horroroso final. El disparo le rozó el estómago, lo que le otorgaba cierto margen de maniobra antes de morir desangrado. Sin más tardanzas, sacó su móvil y mandó un mensaje a su fiel amigo de la infancia, con el que también le unía un vínculo profesional, era su editor. ¿Sería este mensaje su camino hacia la salvación?

2 comentarios:

  1. Así acababa VIA SALUTI, la semana que viene haré una encuesta para saber si os gustaría que la historia continúe. Tengo la idea básica, pero podéis comentar cuál sería vuestro "final" ideal.Prometo tenerlos en cuenta.
    Gracias

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  2. Al final de muere desangrado y la verdad nunca salió a la luz. FIN

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